Muchas veces, la caída del imperio azteca se atribuye a
la superioridad de las armas y la fuerza física de los españoles además de las
enfermedades europeos que se propagaban ampliamente entre la población indígena. Sin embargo, las lecturas de la semana
ilustran que este no es necesariamente el caso.
Me parecía que la conquista de
Cortés sobre los aztecas era intelectual – en esto no quiero decir que las
aztecas eran de la capacidad mental inferior, pero solamente que, desde el
principio Cortés los manipulaba. De
hecho, en muchas maneras, la capacidad de manipulación era la única arma que
Cortés ejerció intencionalmente y con gran éxito. Como indican los textos, las cartas enviadas
por Cortés son un gran ejemplo de este talento, y – de más importancia – la necesidad
de esta habilidad cuando interactuando no solo con las aztecas, sino también del
imperio español. Tras una inspección más
cercana de estos documentos primarios, podemos ver inconsistencias de engrandecimiento
y menosprecio. En algunos momentos los
aztecas se describen como poderosos y civilizados, pero en otros momentos las
aztecas se describen como salvajes e incapaces.
Para mí, estas instancias de contradicciones reflejan un
deseo desviar la atención de las tensiones experimentadas por los
conquistadores mientras que magnificar el poder de Cortés. De esto podemos comprender sobre los aztecas –
quizás el proceso de conquisto era más complejo de lo que tradicionalmente se
creemos. Los conquistadores jugados con
la fe sincera de los aztecas el enfermedad debilitó en caso de que finalmente
han querido tomar represalias. Lo que más
me interesa es como este choque de culturas formó un nuevo híbrido. Tengo
curiosidad por ver en lecturas futuras como esta cultura va a ser.
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