Lo que me impacta mas que todo es como Nelly Rosario piensa. Sus palabras, sus
observaciones- todo de ella es un creación de emoción y experiencia. Aunque creció
en Los Estados Unidos, me dio un retrato increíble de la vida en la Republica
Dominicana, y nos explico como es posible que puede expresar tantos emociones y
experiencias por fotografías y susurros: ella la llama "radioactividad
emocional," y creo que este punto de vista va a cambiar como entiendo la
experiencia latinoamericana. Es imposible escapar el polvillo radiactivo de una
herencia que constantemente se llama en su niñez, en sus interacciones
cotidianas. Las dictaduras latinoamericanas, especialmente lo de la Republica
Dominicana bajo de Trujillo (una palabra tan aguda y brutal, como ella dijo),
tuvieron (y ya tienen) brazos largos.
Aunque la llama
de las historias latinoamericanas es muy fuerte para los descendientes y los
inmigrantes de países latinos, Nelly Rosario nos dijo que no fue muy sencillo
para explicar (o definir) su identidad a la intersección de raza y
nacionalidad. Con una mezcla de los puertorriqueños y dominicanos en su escuela
primaria y de algunas razas diferentes en su escuela secundaria, ella fue
preguntado: "estas conciencia? identificas con nosotros?" Al termino
de la escuela secundaria, formo un afirmación de su propia cultura que puede
ser resumido en una respuesta. Cuando fue preguntada "eres negra?" la
respuesta fue "Si, soy dominicana." Pero, como explico Nelly Rosario,
nosotros replicamos las polaridades entre nosotros mismos. Algo tanto sencillo
como decir los dos-- "yo soy dominicana" y "yo soy negra,"
--para algunas personas, se presenta un problema. Ella sintió que el mundo no permitirá
el estado de ser negra y dominicana. Lo que me dice es la idea de
"Aristotelian Non-contradiction" es vivo y fuerte en algunos diálogos
latinoamericanos--no solo en la política, pero también entre las personas de la
misma raza, o la misma etnicidad. Para definir si misma/o es un viaje--que
frase hecha, pero que verdadera en el caso de Nelly Rosario (y probablemente
tantos otros de Latinoamérica y el Caribe)--tuvo que viajar por tiempo, por
espacio, por si misma, para ganar lo que significa su herencia. Y en la forma
de "Song of the Water Saints," el viaje fue bello.
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